Estando en una clase de meditación, el término “Espíritus Hambrientos” apareció en la presentación que la maestra estaba dando hablando de niveles de crecimiento espiritual. No era el tema de clase ni se hizo hincapié en ello, sin embargo a mi me salto a la vista y se me impacto en el corazón.
¿Alguna vez has sentido que alguien “te come”? yo sí, es una sensación extraña, difícil de describir y mucho más difícil de darse cuenta. Me ha llevado muchos años lograr identificar esta situación en mi vida y otros tantos más quitarme para no permitir “ser comida” o “comer”.
Este término me pareció maravilloso, he estado rodeada de espíritus hambrientos y yo he sido uno de ellos también. ¿Estás hoy siendo un espíritu hambriento?, ¿estás junto a un espíritu hambriento?
¿Sientes que nada te llena, sientes que nada te satisface, nunca nada es suficiente, quieres más, más amor, más atención, más comida, más ejercicio, más tiempo, más espacio, más diversión, más tabaco, más droga, más, más, más…?
¿Sientes que no eres suficiente, que siempre te falta algo para satisfacer al otro, hacer mejor el trabajo, hacer mejor la comida, limpiar mejor, ser mejor, amar mejor, estudiar mejor, estar mejor, mejorar, mejorar, mejorar…?
Hoy me parece muy lógico, por supuesto que si soy un espíritu hambriento iré por la vida queriendo “comerme” todo lo que esté a mí alrededor. El gran problema es que nada me llena porque lo que en realidad estoy necesitando es llenarme de mi misma, de autoconocimiento, de amor propio, de espiritualidad. En esta cultura estamos tan acostumbrados a estar en el afuera y en las carreras que cumplir con nuestras necesidades internas parece algo casi imposible.
Por supuesto que los otros espíritus hambrientos van a querer “tragarme” a mí y a otros sin satisfacerse nunca porque su necesidad es llenarse a sí mismos, con amor propio, autoconocimiento y espiritualidad.
Lo de afuera nunca me llenará y yo nunca podré llenar a otros.
Hoy me queda muy claro que solamente a través de dedicarme tiempo, de crecer interiormente, de desarrollar mi espiritualidad, de amarme, de mirarme con todo el cariño posible, será posible la transformación de este espíritu hambriento a un espíritu pleno capaz de irradiar luz a este mundo.
Invito a todos los espíritus hambrientos que hagan lo mismo y así tu relación y la mía no será de “comernos” sino de estar en plenitud.
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Carlos Segura (miércoles, 19 diciembre 2012 10:30)
Me parece muy interesante el artículo. Sería excelente que todos nos diéramos cuenta de los "espíritus hambrientos" a nuestro alrededor para actuar asertivamente en consecuencia.